Salimos el sábado muy temprano desde Montevideo. Las bicicletas van en un trailer específicamente diseñado para esos fines y las personas en un mini bus disfrutando de su comodidad.
Cerca de 3 horas de viaje por carretera son necesarias para llegar al inicio de la travesía, un pequeño pueblito que será el origen del pedaleo del primer día.
Luego de bajar las bicis del trailer y acomodarnos para el pedaleo, comienza la aventura. Primero por el pueblito y enseguida salimos al camino de tierra que nos lleva al primer destino en bicicleta.
El camino no es muy exigente, aunque siempre recomendamos haber pedaleado por lo menos una vez durante los últimos tiempos, la distancia diaria que pedaleamos en la travesía. Para este caso, se trata de 20 kilómetros por un camino de tierra y algunas piedras, con desnivel leve y dificultad media/baja.
Uno de nosotros va pedaleando con el grupo de ciclistas y ambas camionetas, tanto la de pasajeros como la que lleva bicicletas, acompañan el recorrido desde cerca y estarán alertas ante cualquier dificultad o imprevisto. Contamos con su apoyo durante los trayectos y ofrecen gran confianza ante el pedaleo por un lugar extraño.
Hay cosas que sólo se ven yendo en bici. La velocidad de las bicicletas es ideal para apreciar paisajes. Cuando se trata de cerros o montañas, la lentitud de la bici te permitirá prestar atención en cada detalle, durante el tiempo que lleva acercarse a una elevación, hasta que pasas muy cerca o la dejas atrás, es suficiente para recorrer cada parte del paisaje con nuestros ojos.
Hacerlo con otros, armoniza. En una sociedad, que dispone de cada vez menos espacios de encuentro y socialización presencial, vivir esta experiencia puede adicionarte una carga emotiva y vivencial que excede ampliamente los objetivos iniciales de la propuesta ciclista, pero en lugar de preocuparnos nos agrada. La naturaleza, el aire libre y los demás, harán de esta una experiencia que querrás repetir.
En algunas ocasiones, el pedaleo es complementado por algún paseo o caminata, por el monte, la sierra, el mar o la ciudad. No es el centro de la propuesta pero siempre buscamos esos caminos que llevan a lugares bellos, que invitan a caminar o pasear.
Este es un caso muy particular, porque el lugar hacia donde vamos se trata de una belleza en sí misma. Las Grutas de Salamanca, misteriosas, históricas y naturales, tienen varios recovecos y una cavidad principal.
Arriba se ve la pasarela que delimita el espacio de observación y abajo está la otra perspectiva, desde el lado opuesto y hacia la cavidad. En esta foto estábamos jugando un juego propuesto por el fotógrafo, nos divertimos fácil.
La recompensa de todo asenso es, además de la propulsión para volver a bajar, esas grandes vistas panorámicas que sólo los cerros y las montañas ofrecen.
Estos cerros no son de gran altura pero están rodeados por una enorme planicie que permite ver a mucha distancia y también a los cerros vecinos. Hay varios detrás que generan una gran belleza panorámica.
Las cabañas del Parque de Grutas de Salamanca también tienen excelentes vistas panorámicas y también son muy acogedoras. No sólo las elegimos por eso para pasar la noche, sino también porque pasar la noche en el Parque con estas comodidades, agrega un condimento extra al viaje en bicicleta.
Si el clima del momento lo permite, es una obligación hacer un fuego en el parrillero y cocinar allí. Quedarse hasta la hora de dormir mirando las estrellas es impagable. Si hace frío, la estufa interior nos dará el suficiente confort para permanecer a resguardo y disfrutar de una comida caliente mientras compartimos experiencias.
Es tan linda la mañana aquí que desearás despertarte temprano para contemplar sin apuro y obviamente desayunar a gusto antes de comenzar el segundo trayecto de pedaleo.
Estas fotos son de finales de febrero, los días en ese momento del año suelen ser cálidos aunque durante las noches refresca. Este es un camino que puede hacerse durante todo el año, sólo debemos llevar el abrigo recomendado para cada época.
Preferimos los caminos poco transitados, que generalmente son sin pavimento para los viajes con asistencia. Porque son más seguros y porque permiten hacer una pausa casi que en cualquier lugar.
El circuito termina en Aiguá, una población muy bonita que poco a poco se ha constituido como un destino turístico en sí mismo.
Antes de almorzar, ducharnos y emprender el retorno a nuestras casas, todavía nos espera un recorrido por Aiguá y sus puntos clave, como la casa [reconstruida] de Margarita Muniz, fundadora del pueblo.
En Aiguá hay mucha historia, que se puede apreciar en la casona de su fundadora y también en las múltiples fachadas de distinta época que aún persisten intactas.
El equipo de Cicloturismo Natural no estaría completo si no fuera por Vale. En la última foto les presentamos a quien está a cargo de la camioneta de pasajeros.
Queremos que viajes con Cicloturismo Natural, porque sabemos que lo vas a disfrutar. No dudes en escribirnos ante cualquier duda o consulta.
El recorrido
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