El anticonceptivo que elegí para mi vida viajando en bicicleta

Ruta 40 | Argentina
Ruta 40 | Argentina

Motivada por el cambio hacia una vida nómade que veníamos gestando con mi compañero, fue que comencé a indagar sobre algún método alternativo a las pastillas anticonceptivas, algo que no implicara el consumo de hormonas, a lo que mi cuerpo estaba tan acostumbrado.

 

Hacía más de 10 años que tomaba pastillas anticonceptivas sin descanso, nunca había sentido complicaciones secundarias pero sí sabía de mujeres que las habían tenido. A pesar de esto siempre estuvo en mí la idea de que en algún momento dejaría de tomarlas, a esas alturas no recordaba cuáles eran los efectos naturales del periodo menstrual natural sobre mi cuerpo.

 

Otra realidad que hizo replantearme la continuidad de este método anticonceptivo fue que al comenzar a viajar sin fecha de retorno y por distintos lugares iba a ser difícil o no tan fácil, conseguir las mismas pastillas. No era una tarea sencilla incluso viviendo en la misma ciudad y yendo regularmente a la misma farmacia. Pensé en equiparme con varias cajas del producto y llevarlas en una de mis alforjas para estar siempre abastecida, pero lo desestimé en seguida porque debería reunir primero el dinero para comprarlas (no sabía exactamente cuántas cajas) y segundo, mantenerlas en buenas condiciones. Muy complicado y un poco loco mi plan. Otra dificultad que supone este  método es que consta de una pastilla por día, incluyendo los días de menstruación. No debía olvidarme de tomarla todos los días de mi existencia, fuera en las condiciones que fueran. Definitivamente no era el método más adecuado para vivir viajando en bicicleta.

 

Buscando opciones, investigando en Internet, conversando con personas, apareció el DIU (Dispositivo Intrauterino) como alternativa al cambio. Tenía varios prejuicios al respecto, como por ejemplo que si no había tenido hijos no era recomendable, o que debería pagar aparte por él aunque el procedimiento de colocación fuera gratuito mediante nuestro sistema público de salud. Así fue que leí atentamente para poder decidirme por el DIU con forma de “T” de cobre y finalmente concretar la colocación en el hospital. Ese terminó por ser el plan.

 

Camino rural | Paraguay
Camino rural | Paraguay

Una vez en el Hospital me dieron un muy bonito folleto donde estaban explicados y hasta dibujados los distintos métodos anticonceptivos, solamente debía coordinar día y hora con un/a doctor/a para el procedimiento y listo. De esa primera consulta obtuve turno para unas semanas posteriores, donde efectivamente obtendría la colocación de este Dispositivo. El día de la cita me encuentro con que la doctora comienza por hacer énfasis en los posibles efectos secundarios que tiene el uso de este método anticonceptivo, algo que me pareció bueno, claro está que la información ayuda a una decisión más consciente. Pero lo que siguió se salía del encuadre y me vi sorprendida cuando me dijo que por sus principios, no podía colocarme un DIU porque yo era -a su entender- joven y sin hijos. El argumento que utilizó fue que si en el procedimiento llegaba a perforar o dañar algún órgano (como el útero) podría traerme complicaciones en un futuro, sobre todo al intentar quedar embarazada. Dando por sentado que todas las mujeres queremos ser madres.

 

Me sorprendió mucho porque según lo que he leído se considera un procedimiento relativamente sencillo y el riesgo de que ocurriera ese tipo de situación es prácticamente nulo estadísticamente. Continuó con sus intenciones de persuadir las mías en obtener la intervención agregando que además debía firmar un consentimiento por escrito declarando estar al tanto de los riesgos que corría. A continuación comenzó a hablar de otro método anticonceptivo, un método que ella creía más adecuado para mí. El tan nombrado (al menos aquí en Uruguay) implante subdérmico o mal llamado “chip”. La Doctora aseguraba que podía colocarme la pequeña varilla de plástico haciendo un sencillo corte en el brazo y ahí quedaría instalada disparando hormonas. Dijo que era lo que más estaban prefiriendo las usuarias. Yo ya había escuchado sobre él, de hecho en el folleto de Salud Pública que recibí aquel primer día, aparecía como opción. Sin embargo, no tenía las mejores referencias sobre este “novedoso” método. Supe de personas cuyos cuerpos lo habían rechazado y esto parecía ser algo que ocurría con frecuencia. Es algo que pude indagar luego en la ventanilla del propio hospital, después de que (muy angustiada) abandoné la entrevista con esta Doctora.

 

Nunca comprendí por qué me otorgaron cita con una persona que iba a oponerse a la colocación del DIU, no creí que fuera la primera vez que ella se encontraba ante esta situación tampoco. ¿Actuará de la misma manera con las demás mujeres? La insistencia y propaganda sobre el implante subdérmico llamó lo suficiente mi atención como para dar por terminada la consulta e irme, ya que claramente no hubo acuerdo con la profesional. Volví a la ventanilla para obtener cita con otro/a profesional. Mientras, aproveché para preguntar si habían muchas mujeres que recibían el implante subdérmico y si alguna de ellas tenía complicaciones. Parece que era común que las mujeres volvieran a esa ventanilla solicitando una consulta para retirarse el “chip”. Parece que sacarlo ya no era tan sencillo como ponerlo, se generaban largas esperas y mientras tanto había que convivir con las complicaciones.

Salí del hospital con cara triste y sin “T” de cobre, preguntándome si quizá esta situación le habría ocurrido a alguna otra persona qué decisión hubiese tomado. ¿Cuántas personas se verán persuadidas en sus decisiones a la hora de elegir un método anticonceptivo? Me sentí un poco decepcionada sobre la “libertad” que tenemos las usuarias al momento de decidir cómo queremos cuidar nuestra salud sexual y reproductiva. También pensé en las personas que conocía y sabía que utilizaban el DIU desde hace años, sin complicaciones. Eso confirmaba  que era posible y no tan riesgoso como aseguraba aquella Doctora.

 

Es responsabilidad del personal de salud dar orientación en anticoncepción y  respetar la libre elección del método anticonceptivo por parte de los/as usuarios/as, de manera que se respeten y ejerzan los Derechos Humanos. Sin embargo a las mujeres se las suele privar de sus elecciones o éstas son impuestas o limitadas por factores sociales, culturales y económicos, sean éstos directos o indirectos. La responsabilidad de los/as prestadores/as de salud es garantizar que estos Derechos Reproductivos se respeten, brindando las herramientas para que se cumplan, por esto la orientación al momento de elegir método anticonceptivo es fundamental y es un derecho que los profesionales deben garantizar. Éste proceso debe estar centrado en la persona receptora, teniendo en cuenta sus particularidades, expectativas y conocimientos acerca del tema.  

 

Una orientación adecuada conlleva primeramente el respeto de los derechos de las personas, el reconocimiento de las diferentes necesidades de los/as usuarios/as, la no imposición de creencias personales sobre los métodos, entre otras características. Son reconocidas las ventajas de elegir libre e informadamente, usar un método anticonceptivo apropiado a nuestras necesidades conlleva mayor satisfacción con el método en sí y sus controles, y también con los servicios de salud. La historia continúa a la siguiente semana, cuando con un poco de miedo, estuve en el hospital para la segunda consulta. Efectivamente era otra doctora y no estaba sola. Habían tres estudiantes, que me recibieron amablemente y luego de firmar el consentimiento informado, comenzó el procedimiento. En diez minutos ya estaba afuera de la sala.

 

Me recomendaron que durante dos días no hiciera actividad física, eso implicaba los desplazamientos en bicicleta, y así lo hice. Al tercer día, mientras pedaleaba sentí un dolor fuerte, como el de ovarios y luego tuve un pequeño sangrado. Con el transcurrir de los días el dolor se hizo más fuerte y abundantes los sangrados. Decidí hacer quietud absoluta y cero bicicleta por tiempo indeterminado, es decir no realizar ningún tipo de fuerza abdominal hasta que mi cuerpo aceptara completamente al DIU y dejara de defenderse de él.  Eso ocurrió finalmente con el correr de un mes.

 

Después de ese episodio, no volví a tener dolor o sangrado fuera de la fecha de menstruación, ni ninguna otra complicación. Dado el tiempo que necesita el cuerpo para desinflamarse y adaptarse al Dispositivo es importante considerar acompañarlo con quietud si es que tenemos una vida activa. Si bien ese período de tiempo puede variar entre una mujer y otra, supongo que el asesoramiento al respecto (en el momento de la colocación) fue insuficiente ya que dos días no alcanzan para volver a retomar las actividades cotidianas, sobre todo cuando hacemos diariamente, actividad física.

 

 

El período menstrual tiene hoy sin dudas otro significado para mí, ha recobrado sus características más naturales. Se evidencia, por ejemplo, en sangrados más abundantes y reales, que por el efecto de las pastillas anticonceptivas casi ya no recordaba. Esto ya no significa una “molestia”, sino una vuelta a la sincronía con el cuerpo.

 

Si llegaste hasta acá, es porque realmente te interesa el tema. Si quieres saber más o tienes sugerencias sobre este u otros asuntos, no dudes en escribirnos en los comentarios, o por cualquiera de nuestras redes sociales. 

 

Ornella Grimaldi, agosto de 2020.


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Comentarios: 6
  • #1

    Marina (jueves, 20 agosto 2020 16:34)

    Muy interesante, y me parece muy importante que estas cosas se hablen. Ayudar a que la educación sexual deje de ser tabú. Gracias. Saludos de una cicloturista amante de la vida a pedal, desde la Patagonia Argentina. Abrazo y nuevamente, gracias.

  • #2

    Mariana Pereira (jueves, 20 agosto 2020 16:46)

    Me encantó el artículo, la verdad que no tenía idea sobre este método, había escuchado otras historias como mujeres que se habían embarazado teniendo el diu. Muy interesante la información. Saludos

  • #3

    Rafa (jueves, 20 agosto 2020 16:51)

    Gracias por el relato. Lo único que no me gustó fue el layout de la página web. El texto negro sobre la foto es muy difícil de distinguir. Tube que copiar hacia Word para lograr lerlo.

  • #4

    Gaby (jueves, 20 agosto 2020 19:15)

    Ke bakan tu relato � me parece ke pasa en kasi todas partes así... pero ke bueno ke al final lograste tu objetivo... salu2 del poniente de la kordillera

  • #5

    Cecilia (jueves, 20 agosto 2020 20:11)

    Es tremendo que nos sigan pasando éstas situaciones, tener que soportar que te botijeen cuando sos una adulta hace rato... Juventud maldito tesoro! Recientemente una amiga se lo puso y me preocupaba porque pasó mucho más tiempo que 48-72 hs en dejar de sentir molestias, es muy valioso que compartas la experiencia.

  • #6

    mario angueira (jueves, 20 agosto 2020 20:27)

    Hola gente. Muy didáctico tu escrito y muy bien redactado, con una sintaxis amena y cordial. Lo de la transparencia es cierto que molesta un poco, pero es lo menor en este caso dado lo preciso del texto.
    Mi preocupación pasa por la alimentación y la consecuente evacuación, por lo que me gustarían algunos consejos de Nacho. Fundamentalmente qué es lo más propicio o adecuado en la alimentación cuando se está en campaña o de recorrido. Lógicamente en base a las propias experiencias.
    Reciban mi cordial saludo. Mario Angueira.