Cuando empezamos a planificar este viaje pensamos en seguida en salir hacia Argentina. Si bien sabemos que salir del país es lo primero que se le viene a la mente a cualquier viajero, al poco tiempo dejamos de sentirnos atraídos por esta idea. Entonces, durante más de seis meses planificamos nuestro viaje pensando pedalear por Uruguay solo lo necesario para llegar a la frontera.
El tiempo pasó y empezamos a bajar a tierra la ruta que queríamos hacer en nuestro país. Cambiamos drásticamente de idea porque nos dimos cuenta de que casi no lo conocemos.
La ruta en Uruguay pasó de ser en línea recta desde Montevideo a Fray Bentos, a un serpenteante trayecto de 4000 kilómetros, que en ese momento pensamos nos llevaría tres meses y medio de pedaleo.
Hoy hace 45 días que salimos y hemos pedaleado solamente 700 kilómetros. La ecuación es sencilla y no estamos apurados, así que este viaje por Uruguay nos llevará por lo menos 6 meses.
Hay otra variable que no es menor y consideramos importante al momento de continuar la ruta hacia el norte argentino y Paraguay, que es la estación del año en la que estaremos por esa zona. Desde el principio quisimos evitar los climas extremos, esto es: el verano en el norte y el invierno en el sur del continente.
Por otro lado, el objetivo de conocer el modo de vida de las personas requiere de tiempo y si bien 20 kilómetros es el promedio deseable, puede que sea muy rápido cuando hay cosas por conocer, así que estaremos por nuestro país el tiempo que sea necesario.
En este tiempo de pedalear Uruguay muchas personas nos han recibido en su casa, hemos dormido en lugares calentitos y también hemos compartido momentos y comida con ellos/as.
La pregunta más frecuente sigue siendo de dónde somos y la respuesta genera un poco de sorpresa. Aunque nos hemos habituado a esta reacción creemos que esto puede cambiar ya que Uruguay es muy pedaleable y merece ser conocido de esta manera.
La familia viajera no deja de girar y nos agrada saber que hay mucha gente moviéndose por Uruguay de diferentes maneras, incluso en invierno.
Lo duro de esta estación no ha sido el frío sino la lluvia que no deja pedalear y nos obliga a buscar refugio y esperar que pase. Cuando no, el breve sol se vive al máximo hasta que es necesario buscar un nuevo refugio.
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